El amor tiene distintas formas de vivirlo y expresarlo. Lo podemos apreciar en infinidad de rincones, detalles, presencias, ausencias, miradas, gestos, movimientos, sacrificios. También con los proyectos, placeres, colores, sueños, “floreceres» y «expansiones». El amor está en todo, podemos decir, pero a la vez no está en ningún lugar que no se pueda conocer, sentir o conscientizar, en ninguna mirada que no vea con amor. Por eso dicen que la belleza está en el ojo de quien mira ¿Cómo puedo ver lo que no conozco? ¿Cómo pueda amar si no me amo?
Durante el viaje de la vida hay quienes creen que el amor está en lo material, mientras para otros, en lo intangible. Hay quienes lo circunscriben a la carrera, al reconocimiento, a la familia o a la pareja. De estos, es este último, el amor de pareja, quizá, el más misterioso, anhelado, desconocido y raro, usualmente manchado de egoísmos individuales, confusión y poca comunicación, de ansiedad por el placer, la mentira y la ausencia.
Pero también hay parejas con historias bonitas, enriquecedoras, de aprendizaje. Patricia mi esposa y yo siempre decimos que “es posible vivir en pareja, creciendo y viviendo con propósito”. Hay parejas que saben de evolución, de cuidado, de comprensión, de caricias y besos, así como de lealtad y palabra, de sueños logrados y al mismo tiempo de cambio. Mucho cambio. Pareciera que la palabra del amor de pareja es el cambio. Están los que quieren cambiar y los que no quieren cambiar, esos a quienes la pareja le hizo cambiar, los buenos cambios logrados en pareja, los cambios que hicimos juntos y que nos salvaron, los que tuvimos que hacer para durar, los que hice para evitar algo peor, los que hice luego de equivocarme, los que hice cuando lo perdí todo, incluso la pareja, los cambios que tenemos por delante y los cambios que sueño que un día llegarán.
Siempre tiene que ver con el cambio ¿No te parece?
¿Qué pasa cuando el cambio es difícil? Debemos trabajarnos internamente, arduamente. Lograr equilibrar el amor propio con el amor al otro. Concientizar que estar enamorado es amar quien soy cuando estoy con esa otra persona, que es una abstracción y un coctel de bioquímica, y es magia también y esto me puede conducir al miedo de perder eso que amo en mi, porque no me conozco, y me puede llevar al apego, porque no me gusta quien soy cuando no estoy con nadie, solo o sola.
Por eso el cambio es difícil, porque nos obliga a mirarnos en el espejo. El amor de pareja debe coexistir con el amor propio, porque si no nos amamos a nosotros mismos será difícil consolidar con otra persona una relación plena de alegría y respeto mutuo, crear algo nuevo.
La verdad es que todo trabajo interno puede ser doloroso, pero la recompensa es inimaginable, encontraremos preciados tesoros buscando en nosotros mismos.
En el camino a la consolidación de la relación de pareja soñada, la autoestima es un elemento esencial. Es por ello que he preparado la tercera edición de la mentoría grupal: “Amor Propio Compartido”, un taller de Eneagrama, autoestima, autoconocimiento, pareja y biodescodificación que inicia a partir del 21 de marzo.
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