Nunca me imaginé que dedicaría mi vida a lo que hago. Fui un niño con una tristeza y soledad incompresible, que se sintió en el planeta y la familia equivocada; un adolescente ocupado y estresado, que logró descargar sus frustraciones gracias al rockanrol; y un adulto que encontró en el periodismo, el multimedia y el arte fotográfico una excusa para encontrarse en la mirada de los otros.

Antes de expandir mi conciencia con chamanes y brebajes amazónicos, leí a Castaneda y me inspiré a realizar la obra que me transformó para siempre. La exposición fotográfica Caminos Cuánticos, inaugurada en el Museo Carmelo Fernández de Yaracuy el 23 de noviembre de 2012 estuvo conformada por veinticinco retratos a videntes, wiccas, sanadores, canalizadores, gurús, curanderos, brujos, médiums y otros maestros con sensibilidades especiales como clarividencia, clariaudiencia, premonición y más. La serie muestra a estos guías y a sus “dobles cuánticos” en el mismo retrato ambientado. Ellos se convirtieron en mis maestros, mi familia, y me transmitieron importantes secretos y conocimiento. Pude ver los patrones de la realidad, del tiempo multidimensional, de la lógica Universal que une toda la existencia.