Esta entrada marca el inicio de la versión 2.0 de este blog. La anterior se esfumó como las civilizaciones antiguas de Lemuria y Atlántida: casi sin dejar rastro. Aprendí que debo respaldar todo y asegurarme que los proveedores de hospedaje hagan buenos backup.
El post anterior fue realmente publicado el dieciséis de enero de 2012. Muchas cosas pasaron ese año, y más han seguido pasando hasta el día de hoy. Poco a poco iré construyendo ambas líneas temporales. Por un lado el ayer, como recuerdo, reflexión, crónica de lo vivido en estos cuatro años desde que comencé el proyecto fotográfico, o como Deja Vu, cuando deba publicar cosas que había logrado postear antes de que la profecía maya le cayera al blog a mediados de 2013. Y por otro lado el presente continuo, ya que también utilizaré este espacio para publicar ideas, comentarios, anécdotas e historias del día a día que estén vinculadas a la magia y el despertar que ha inspirado este proyecto fotográfico.
Insinuar que el “2012” de los mayas haya sido el responsable de la muerte del blog, no fue del todo un chiste inocente. Entre quienes hemos estado cerca de alguna fuente de conocimiento holístico, a veces llamados buscadores, guerreros de luz o solo personas espirituales, ha sido común esta idea: La energía de estos tiempos se identifica con un particular conjunto de vivencias, sensaciones, sincronías y situaciones marcadas por la expresión de nuestra sombra interna. Desde ese año -meses más, meses menos- comenzamos a ver en nosotros y alrededor nuestro (familiares, amigos, vecinos, países), que se exacerbaron las tristezas, las enfermedades, las angustias, las miserias, los desencuentros, las soledades, las lujurias, las violencias, los odios, los miedos y más. Se podía reconocer el “capítulo final” de la historia personal de cada quien, sólo con verlo o intercambiar un par de palabras.
No ha sido fácil.
Aunque no ha terminado ese período, la energía se ha atenuado muchísimo, y en eso también concordamos algunos. Veníamos pasando por un embudo cósmico en el que todo estaba en contra de nosotros. Nos había obligado a agachar la cabeza, luego a ir de rodillas, luego a arrastrarnos y tragar barro. Ahora, apenas estamos volviendo a nuestras rodillas, pero pronto caminaremos.
Era el fin del mundo, realmente, pero de nuestros mundos internos, y eso ha sido para muchos de nosotros más difícil que cualquier terremoto o tsunami de la madre tierra. Yo viví mi 2012, así como otros a mi alrededor, y vale la pena escuchar lo que ellos tienen que decir, entre otras cosas.
Tengo la necesidad de contar una historia, mi historia, que además es la de muchos otros. Me alegra decir que estoy bien, que he sanado, que me conozco y me gusto bastante. Me encanta compartir a diario conmigo. Por otro lado, mi familia ha crecido. Cada retratado, cada maestro, cada amigo que me ha acompañado en el camino, es mi familia. Nos hemos visto y reconocido compañeros en este viaje cósmico, cumpliendo roles y misiones.
Acá estoy, al fin, cumpliendo con mi parte. Caminando, en pleno amor y servicio.
Querido Leonardo,
Lo más hermoso es reconocer lo que hemos integrado con nuestra luz y sombra en la totalidad.
Caminando y entregándonos en ese caminar con la confianza absoluta de que todo lo que es…..es….. solo podemos ocuparnos profundamente de nosotros porque de allí surge la transformación. Aquellos que lo miran, se pegan y aquellos que no, los amamos y los acompañamos….ellos decidirán cuando…
Cualquier continuo es un comienzo….. Continúa caminando…tu alma sabe…confía en ella. Te trajo a tercera dimensión en estos tiempos con un propósito. Escucha y sigue lo que te dice…
Un abrazo,
María Emilia
Gracias por tus bellas palabras mi querida Mamilia
No es fácil denunciarse, es decir, hablar de la propia sombra, de los miedos y los desaciertos, pero abordaré oportunamente esas veredas. Es verdad lo que dices, es hermoso darse cuenta de que vamos integrándonos al todo; pasa por darnos cuenta que el barro del camino, el polvo y el caos del pasado nos han dejado tesoros invaluables. Esa es la transformación de la que hablas. Así nos vamos dejando llevar, fluimos, como dices, con confianza absoluta. Veamos a dónde nos lleva la marea.
Gracias por caminar a mi lado. Espero leerte a menudo.
Un abrazo con mucho cariño