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🔮 El espejo roto: cómo sanar el alma para cambiar tu realidad

Una historia sobre Miranda, el miedo, el desdoblamiento del tiempo y la reintegración del alma

Hace algunos años, Miranda —mi hija— intentó cantar la canción de su película favorita en un show de talentos del colegio. Tenía apenas 7 u 8 años, y aunque ensayó con amor e ilusión, algo sucedió cuando pisó el escenario: el miedo la venció.

La vergüenza y los nervios la hicieron salir corriendo entre lágrimas, dejando tras de sí no solo la canción sin cantar, sino un pedacito de su autoestima roto, y una historia que empezaba a contarse a sí misma: «No soy suficiente», «no soy capaz», «mejor no lo intento».

Pasaron los años y Miranda tomó clases de canto y guitarra. Sin saberlo, la vida la estaba preparando para volver a enfrentar eso que la hizo temblar: El público.

En un pequeño concierto, frente a público otra vez, los fantasmas regresaron: miedo, lágrimas, ganas de rendirse. Pero esta vez, todo fue distinto. Rodeada de amor, de personas que sostenían su vulnerabilidad como si fuera sagrada, terminó la canción.

Los aplausos fueron medicina.

Volver al lugar donde el alma se fragmentó

La historia no termina ahí. Porque hace poco, Miranda regresó al mismo auditorio del colegio donde años atrás se había sentido derrotada.

Esta vez, actuó en una obra de teatro, interpretando un personaje desgarrador. Su actuación fue sublime. La ovación fue un ritual.

En medio de los aplausos, vi algo más: dos líneas de tiempo yuxtapuestas. Principio y fin. Vi a la niña temblorosa y también a la adolescente empoderada, sonriendo radiante. El ciclo se cerró.

Esto es lo que sucede cuando sanamos algo profundo. El alma necesita regresar al lugar donde se fracturó. A veces es un lugar físico. A veces es un símbolo. O una emoción. Pero el movimiento es el mismo: volver para reunirse consigo misma. Volver para recuperar lo que se perdió. Para cerrar un proceso. Para integrar.

Ese momento fue más que un logro teatral. Fue una reintegración del alma, un reencuentro entre la Miranda de 15 años y la de 7. Como si la adolescente se inclinara a abrazar a la niña asustada y le dijera:

«Todo va a estar bien.»

El alma está hecha de partes… y a veces se fragmenta

Desde el modelo de las partes del alma, podemos comprender esto de forma más profunda. El alma no es una sola cosa. En el antiguo Egipto, por ejemplo, se sabía que el alma estaba compuesta por múltiples partes:

  • Sheut: la sombra, todo lo que negamos o reprimimos.
  • Ren: el nombre, la identidad inconsciente heredada.
  • Ib: el corazón, el centro de la verdad y los sentimientos.
  • Ka: el doble, nuestro yo energético que trasciende el tiempo.
  • Ba: la personalidad, el alma que vuela libre después de la muerte.

Volver a buscarse: cuando el alma se llama a sí misma

A veces creemos que sanar es «pasar de página». Pero lo cierto es que hay páginas que el alma no quiere olvidar, sino completar. Porque dejar atrás no siempre es lo mismo que cerrar.

Yo siempre digo que el tiempo no cura nada, porque la curación se da en el inconsciente, y allí, no hay tiempo.

Cuando una parte tuya se fractura por una experiencia intensa —un trauma, una pérdida, una humillación—, algo se queda ahí, congelado en el tiempo. A eso le llamamos una parte atrapada. Y si no volvemos a buscarla, la seguimos proyectando en nuestras relaciones, decisiones y sueños.

Volver a ese lugar no siempre implica una visita literal. A veces es un ritual, una terapia, una conversación, un gesto sutil. A veces es un acto simbólico que permite que el alma se reconecte con su energía original.

Como le pasó a Miranda. Como me ha pasado a mí. Como quizá te ha pasado a ti. Y si no, te pasará. Porque el alma siempre vuelve a buscarse.

El doble cuántico y la versión de ti que ya lo logró

Jean-Pierre Garnier Malet, creador de la teoría del desdoblamiento del tiempo, dice que existe un “doble” tuyo en otro plano, una versión adelantada que ya ha vivido todas las posibilidades. Este doble puede asistirte… pero solo si te sintonizas con él.

¿Y cómo se hace eso? Liberando las partes del alma que quedaron atrapadas en el miedo, la vergüenza o el juicio. Porque cuando una parte tuya no cree que puede… no importa cuántas afirmaciones repitas, no vas a avanzar.

El alma necesita reconocer el dolor que quedó pendiente para poder abrirse a nuevas líneas de tiempo. Y ahí es donde entra la manifestación real: cuando dejas de repetir tu pasado y comienzas a conectarte con un futuro que ya está vibrando en alguna parte de ti.

Lo que no se cierra… se repite

Esta frase, tan sencilla, es una de las más potentes que conozco. Porque todo ciclo no cerrado… se convierte en un patrón repetitivo.

  • El abandono de papá se repite en parejas ausentes.
  • La vergüenza de infancia se repite en miedo escénico.
  • La traición de mamá se repite en jefes que te humillan.

Y no es porque seas “mala persona” o porque “atraigas cosas negativas”. Es porque el alma quiere cerrar lo que quedó abierto, comprender lo que aún no entendió, y recuperar la energía que dejó atrapada en el pasado.

Por eso, cuando alguien atraviesa un ritual de cierre profundo —como Miranda volviendo al escenario—, el presente se transforma y el futuro también.

Tu alma quiere completarte

En muchas tradiciones se dice que el alma es como un espejo. Cuando se rompe, la realidad también se fragmenta.

Pero cada vez que recoges una parte tuya perdida, cada vez que haces un acto de amor donde antes hubo miedo, cada vez que eliges sanar en lugar de repetir… el espejo comienza a recomponerse.

Y con él, tu realidad también.

Porque la vida no te da lo que deseas. Te da lo que estás listo para sostener desde tu integridad. Tu alma es una vasija que puede sostener sólo cierta cantidad de luz y de energía, y con eso creamos la realidad.

Cerrar un ciclo es un acto sagrado

Cerrar un ciclo no siempre es renunciar o irte. Es volver al mismo lugar, la misma emoción, el mismo símbolo o el mismo arquetipo e integrarse. Con otra conciencia. Con otra vibración.

El alma no quiere que huyas de tu historia. Quiere que la honres, la bendigas. Que la comprendas y puedas agradecer o vivido, aún cuando haya sido doloroso.

Escucha el episodio #17 completo en La escuela del todo Podcast «¿Cómo vivir la línea de tiempo donde ya eres lo que tu alma anhela?»

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