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Cuando el cuerpo retiene lo que el alma no quiere soltar

En la última reunión que tuvimos para aclarar dudas sobre el retiro Solsticio ancestral, surgió una pregunta sobre la retención de líquidos. Y fue la excusa perfecta para hablar de algo mucho más profundo: cómo el cuerpo refleja la pérdida de referentes.

Conté la historia de una mujer que, tras una separación muy dolorosa de su cotidianidad, comenzó a hincharse sin razón aparente. No había comido diferente. No había cambiado su rutina. Pero su cuerpo, silencioso y sabio, empezó a retener agua. ¿Qué pasaba?

Lo interesante de este caso es lo que el inconsciente había aprendido: todos los días tomaba café con la señora de la esquina, y eso le hacía sentirse en casa, protegida, segura. Al perder ese vínculo y esa costumbre, también se sintió en peligro.

En biodescodificación, los riñones representan el agua, los líquidos y también los referentes. Son los que sostienen nuestras certezas más profundas. Cuando alguien pierde a una persona, un lugar, una creencia o una estructura que le daba seguridad, el cuerpo puede vivirlo como una amenaza vital. Y como el feto que necesita el líquido amniótico para sobrevivir, el cuerpo empieza a retener.

Esa retención es una metáfora biológica: “No puedo soltar esto, porque si lo suelto, muero.”

Ahí aparece lo que llamamos conflicto candado. No es el origen del síntoma, pero impide que el proceso de sanación fluya. Son ideas inconscientes que bloquean la vida: “Sin esa persona no soy nada”, “si dejo ir esto, pierdo mi lugar”, “no puedo avanzar porque no sé hacia dónde.”

Hay muchos tipos de candado, pero en esa conversación me remití a uno muy profundo: la tríada de la creación, los tres órganos esenciales para que exista vida:

  1. Gónadas: la chispa creadora, el deseo, la seducción, la perpetuación.
  2. Riñones: el agua, los referentes, el sentido de valor.
  3. Suprarrenales: la dirección, la energía y el proyecto de vida.

Cuando esta tríada está bloqueada, no hay creación posible.

No hay futuro, ni deseo, ni norte.

Solo agotamiento, confusión o estancamiento.

Por eso, en Solsticio ancestral, trabajaremos con protocolos específicos para liberar estos candados, reconectar con el deseo, encontrar nuevas referencias y diseñar un proyecto de vida que te sostenga.

Porque sanar no es solo que deje de doler.

Es volver a vivir con dirección, sentido y poder creador.

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