Hay fechas que no solo marcan el calendario, sino la memoria.
Algunas veces la humanidad intuye lo que la ciencia todavía está formulando.
Y otras, el cielo parece hablar en sincronía con nuestras preguntas más profundas.
El objeto interestelar 3I/ATLAS —ese viajero que surge desde más allá de nuestro vecindario cósmico— no ha pasado desapercibido. Científicos, místicos, escépticos y visionarios coinciden en algo inusual: este cuerpo celeste ha generado más preguntas que respuestas.
No solo por su origen, composición o trayectoria.
Sino porque parece tocarnos en un punto interno que aún no sabemos nombrar.
Hay quienes lo ven como un espejo cósmico, reflejando nuestras obsesiones modernas:
la búsqueda de vida más allá de la Tierra, la sospecha hacia los discursos oficiales, la fascinación por la tecnología oculta, la esperanza de revelaciones espirituales que nos devuelvan propósito.
Y al mismo tiempo, surge una sincronía inquietante:
- Máximo solar en dos décadas.
- Campo magnético terrestre en su punto más vulnerable.
- Y este mensajero interestelar rozando el sol, como si activara un acorde invisible.
Algunos físicos hablan de resonancias planetarias.
Místicos hablan de un salto vibracional.
Escépticos hablan de casualidad.
Yo prefiero escuchar, esperar y tener la esperanza en lo mejor, sobre todo, manteniéndome en la consciencia cardíaca, respirando a través de mi corazón.
Porque antes de creer o no creer, uno siente.
El rumor colectivo, viralizado a partir de la información que compartió el usuario de Tik Tok The Fibonacci Spaceman, dice que hasta 6.2 mil millones de personas podrían experimentar un ajuste interno —una expansión, una incomodidad, una claridad repentina.
Se trata de la resonancia Schumann elevándose y la mente humana adaptándose a una nueva frecuencia.
¿Verdad? ¿Metáfora? ¿Proyección?
Quizás todo al mismo tiempo.
Si algo he aprendido acompañando almas en transición es esto:
cuando la realidad externa se mueve, el alma responde. Y cuando el alma llama, la realidad externa también se acomoda.
Todo está conectado, sobre todo cuando la frecuencia del corazón se expande.
Lo relevante aquí no es si este 30 de octubre “pasará algo espectacular” o no, como esperan quienes todavía confunden despertar con fuegos artificiales espirituales.
Lo real, lo profundo, lo que importa es:
¿Qué parte de ti está lista para despertar, aun si el cosmos no confirma nada?
Porque el cambio más grande no ocurre en la órbita de un cometa,
sino en el espacio íntimo entre un pensamiento y el siguiente.
Las Partes del Alma ya lo saben:
el Ego preguntará por pruebas,
la Sombra buscará control,
el doble explorará futuros en busca de milagros,
y el Corazón —ese punto de unión entre cielo y tierra— simplemente respirará y dirá:
Estoy aquí. Estoy listo. Que llegue lo que tenga que llegar. Que se transforme lo que ya no se sostiene. Que nazca lo que soy en esencia.
Quizá veamos un evento cósmico histórico.
O quizá sea una cita silenciosa donde una masa crítica de almas se siente en su centro y el planeta exhale con nosotros.
De cualquier modo, hay un movimiento.
Y tú lo sabes porque lo estás sintiendo.
Pregunta para ti, kaminante:
¿Qué parte de ti está despertando ahora que el universo parece recordarnos que no estamos solos en este viaje?
Déjame leerte.
Coméntame qué opinas de este evento cósmico y sus implicaciones para tu vida en este momento.
Infinitas bendiciones ✨
Leo