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Sin intermediarios: Cómo conectarte directamente con el Espíritu

En el camino de la búsqueda espiritual, muchos de nosotros hemos atravesado etapas en las que buscamos la verdad “afuera”: en maestros, gurús, religiones o sistemas de creencias complejos. Con el tiempo, esa búsqueda nos ha dejado con una sensación sutil —o a veces brutal— de dependencia espiritual. Como si lo sagrado estuviera en manos de otros. Como si necesitáramos permiso para encontrarnos con lo divino.

Hay un hartazgo creciente hacia la autoridad espiritual externa. Un cansancio del dogma, del deber ser, del “tú no sabes” disfrazado de sabiduría.

Esto me pasa mucho en redes sociales: ataques de personas que se creen con mayor autoridad moral porque pertenecen a alguna religión o a ninguna.

Pero, ¿y si el acceso más puro, más real, más conmovedor al Espíritu no estuviera en una iglesia específica, en un Dogma o en las palabras de alguien más… sino en el silencio de tu ser?

La sabiduría ancestral y contemporánea, de la mano de voces como la de Alejandro Corchs, nos recuerda algo que el alma ya sabe:

No necesitas intermediarios. Necesitas silencio.

El silencio como puerta

Normalmente nuestra mente es muy ruidosa, sobre todo en una sociedad contaminada por distracciones. Hemos de hacer un esfuerzo por revelar lo que el alma se acalla y abrir los sentidos hacia adentro.

Ese lugar donde habita el susurro del Espíritu.

Ese centro vivo desde donde puede emerger una certeza que no pasa por la mente, ni por las palabras.

Alejandro, hombre medicina y autor, comparte que fue la pérdida brutal de sus padres lo que lo empujó a buscar una sanación más profunda. Su terapeuta Gestalt le sugirió trabajar con indígenas, y así llegó a una “búsqueda de visión”, una experiencia iniciática en la naturaleza donde, sin comida ni distracciones, y con el apoyo de plantas sagradas, logró conectar con memorias y verdades que ninguna sesión convencional podía tocar.

No fue fácil. Se resistió. Dudó. Pero llegó el momento de aceptar que, para abrir ciertas puertas, el alma necesitaba entrar desnuda. Y esa experiencia directa, radicalmente íntima, lo transformó para siempre.

Desde entonces, su mensaje ha sido claro:

Puedes hablar directamente con el Gran Espíritu.

Espiritualidad sin pedir permiso

Esta verdad es parte de lo que en mi camino llamo la libertad espiritual.

Es reconocer que tu vínculo con lo sagrado no depende de tu linaje, ni de tu capacidad de acumular libros o tu nivel de conocimiento, ni de lo que hayas hecho antes en algún camino o religión.

No es un privilegio de los puros.

Es tu derecho de nacimiento.

El Gran Espíritu vive en el corazón de todos los seres. Podríamos llamarle Dios, el Creador, Espíritu Santo, Wakantanka, El Universo, El Gran Arquitecto, como quieras llamarle a la consciencia única y creadora del todo sin religiones, que nos une y nos conforma a todos.

No hay separación. No hay jerarquías. No hay centro al que llegar porque ya estás ahí.

En donde hay ruido, hay capas, miedo, partes de ti que aún creen que no son dignas, y es allí en donde entra el trabajo terapéutico, profundo y amoroso.

Alejandro lo dice con claridad:

El guía espiritual no está para decirte qué hacer, sino para sostenerte mientras recuperas tu poder.

La verdadera espiritualidad no te hace sentir pequeño.

Te recuerda que ya eres parte de Todo.

Este no es un llamado a rechazar lo externo, sino a encontrar un nuevo equilibrio.

Ceremonias, tradiciones, psicoterapia, rituales… todas las herramientas pueden ser valiosas si están al servicio de tu propia experiencia directa, no como un sustituto de ella.

Y aquí aparece uno de los grandes riesgos del camino: el ego espiritual.

Ese que se disfraza de luz, pero sigue buscando superioridad.

Ese que acumula ceremonias como trofeos o se refugia en su trauma como justificación.

Por eso, Alejandro habla de integrar ambas alas:

🪽 La del alma ritualista que honra el misterio.

🪽 Y la del alma psicoterapéutica que no teme mirar su sombra.

Solo con las dos puedes volar.

Sin saberlo, he intentado desde hace tiempo hacer esto, integrar estas dos alas con mi modelo de las Partes del Alma y la Psicomagia.

Todo lo que ves afuera… también está en ti

Cuando recuperas la conexión con tu centro, comprendes que el dolor no es castigo, sino un asunto pendiente, una parte perdida de tu alma por integrar.

Una invitación sagrada a ir más profundo. A buscar el sentido. A recordar el para qué.

Esto es lo que llamamos en mi modelo la integración.

No necesitas permiso para entrar en lo sagrado.

Solo necesitas escucharte.

Y confiar.

Si algo no está bien… es porque aún no ha terminado.

Basta de intermediarios. El Espíritu también habla contigo.

Si quieres escuchar la maravillosa conversación que tuve con Alejandro Corchs en el episodio 15 de mi Podcast La escuela del todo, has clic aquí.

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