Estos hipótesis son cada día más aceptables, con todo esto de la cuántica, de la Inteligencia Artificial y del desdoblamiento del tiempo. Pero, imagínate que en este viaje vas a la época de Jesús y lo conoces ¿Qué harías?
¿Sería posible experimentar a Jesús –el maestro, el ser de luz, el avatar– sin dogmas?
¿Explorar su energía y sabiduría sin caer en fórmulas religiosas?
¿Caminar junto a su inspiración, mientras hablamos de física cuántica, sanación del alma y sincronías mágicas?
Para mi, esto ha sido posible desde hace muchos años.
Y no solo es posible… es necesario.
Esa ha sido mi búsqueda desde hace muchos años. Y también la semilla que florece en mis talleres y retiros.
Porque para mí, Jesús no es solo un personaje histórico ni un símbolo espiritual. Es una frecuencia. Un campo de conciencia que puede habitar en nosotros sin necesidad de estructuras religiosas ni dogmas.
Una presencia amorosa que no excluye la ciencia, el arte o la libertad interior, sino que las integra.
La historia que lo cambió todo: Caballo de Troya y sus viajes en el tiempo
Mi visión de Jesús comenzó a transformarse profundamente cuando tenía 14 años.
Fue gracias a un libro que me cayó en las manos como una llave mágica: Caballo de Troya, de J.J. Benítez.
Aunque está catalogado como una novela de ciencia ficción, es mucho más que eso. Para mi fue una experiencia de expansión de conciencia.
La premisa es fascinante: dos pilotos de la Fuerza Aérea norteamericana que viajan en el tiempo hasta la época de Jesús y nos relatan su vida desde una mirada científica, íntima, humana y desmitificadora.
Ese Jesús no era el inalcanzable de los vitrales… era humano, cercano, sabio, pero también con sus luchas.
Leer esa historia me hizo preguntarme:
- ¿Este es el mismo Jesús del que me hablaron en la iglesia?
- ¿Y si su mensaje fue mucho más profundo y revolucionario de lo que imaginamos?
- ¿Y si las religiones lo congelaron y lo alejaron de nuestra vivencia real?
Un recuerdo imborrable
En 1999, viví uno de los momentos más especiales de mi vida: conocer a J.J. Benítez en persona.
Vino a Venezuela a presentar el quinto libro de la saga, después de una pausa de seis años.
Lo escuché en el Teatro Ateneo de Maracay y le pregunté directamente por las fuentes de su investigación.
Me confirmó algo que me marcó: el Libro de Urantia era una de ellas… pero había más de 200 fuentes que alimentaban esa narrativa.
El Libro de Urantia: un mapa cósmico para el alma
El Libro de Urantia es, sin duda, una de las obras más enigmáticas y fascinantes que he explorado.
Se presenta como una revelación cósmica para nuestro planeta, al que los seres de luz que lo canalizaron llaman Urantia.
Ofrece una visión amplia del universo, una cosmología compleja, una historia alternativa de la humanidad y una mirada elevada sobre Jesús, a quien se refiere como Miguel de Nebadón.
Sí, es una lectura difícil.
Sí, genera polémicas.
Pero también invita a pensar en grande, a mirar el alma desde otros planos, y a imaginar una espiritualidad que no esté limitada por las iglesias y sus egos, ni reñida con la ciencia o con la libertad del pensamiento.
¿Y entonces… cómo hablar de Jesús hoy?
Creo que ha llegado el momento de reconciliarnos con lo divino desde el alma libre.
De dejar atrás la culpa, el juicio, el miedo heredado…
Y reconectar con la energía de ese maestro del amor y la verdad que muchos sentimos muy vivo, muy dentro.
Jesús, para mí, es un símbolo de integración:
💫 Entre lo humano y lo divino.
💫 Entre la compasión y la acción.
💫 Entre el alma herida y el alma que se recuerda eterna.
Y por eso, en cada retiro, en cada taller, abriendo las cuatro direcciones como él también lo hizo, invito a que esa presencia sutil se haga carne.
Sin fórmulas.
Sin imposiciones.
Pero con un fuego vivo que nos transforma.
Si sientes el llamado a experimentar esa energía sin religión, sin miedo y con libertad…
Entonces nuestros caminos están conectados.