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Con los pies en la tierra y el alma en el cielo: el secreto de la abundancia real

Hace unos años viví un cansancio espiritual que me marcó profundamente. Me sentía perdido, con el ego herido porque pensaba que yo era “bueno” y, aun así, el Universo parecía ignorar mis esfuerzos. Había conocido a grandes maestros y aprendido herramientas poderosas, pero en ese proceso también mi ego se empoderó y terminé confundiéndome. La luz me deslumbró, pero en vez de expandirme me desconectó de mi verdadera divinidad.

Fue como quedar atrapado en el Norte, en un lugar de falsa elevación, donde buscaba perfección espiritual sin encarnar la humildad y la humanidad. El bajón que vino después fue doloroso, pero absolutamente necesario. Aprendí que todos tenemos un lugar, un sentido, un poder y un propósito… pero nadie es más que nadie, ni menos…

En otros momentos también he quedado atrapado en el Sur, quemado, sin tiempo, con mi espacio en caos, agotado por querer hacerlo todo en la materia.

Poco a poco he descubierto que el verdadero camino hacia la abundancia es el equilibrio: reconocer dónde estoy atascado y permitir que la rueda vuelva a girar.


Así se usa el mapa de las cuatro direcciones

Ese aprendizaje me llevó a comprender que la abundancia no se trata de acumular más conocimiento ni de hacer más, sino de ordenar el mundo interior. Y para eso, la rueda de las cuatro direcciones se convirtió en un mapa vivo que me ayudó a integrar cielo y tierra.

Cada dirección trae un mensaje que puede transformar el viaje:

  • El Este invita a renovar la mirada, a comenzar con nuevos aires, a recuperar la claridad y transformar la dispersión en estructura.
  • El Sur enseña la importancia de la acción, del trabajo en equipo, del cuerpo, del movimiento y de concretar los sueños en la materia.
  • El Oeste recuerda que es necesario soltar culpas, viejos miedos y emociones que ya no sirven, para abrir espacio a la esencia.
  • El Norte nos guía hacia la calma, el silencio y la sabiduría, mostrando que un propósito no se fuerza, se recibe o se sintoniza desde otras dimensiones para encarnarse… y así todo vuelve a comenzar

Con los pies en la tierra y el alma en el cielo

Hoy sé que la abundancia no es un estado externo, sino una frecuencia interna que se refleja en cada acción. Ya no se trata de buscar validación ni de escapar a través del perfeccionismo espiritual, sino de sostenerme con humildad en mi humanidad, mientras permito que mi espíritu se exprese.

Ese es el secreto de la abundancia real: caminar con los pies en la tierra y el alma en el cielo, integrando cada dirección dentro de ti.

¿Te resuena este viaje? Quizás también sea tu momento para ordenar tus direcciones internas, reconciliarte con tu abundancia y empezar a vivir lo que siempre has soñado, con todo tu poder disponible.

Si quieres saber más sobre este, respóndeme esto escribiéndome a [email protected]. Algunas personas me han pedido el retiro MATERIALIZA, en el que hacemos este trabajo, en versión en línea. Dime si te gustaría.

Y si estás en Venezuela, desde este viernes 26 hasta el domingo 28 estaremos encontrando nuestra verdadera dirección. Entra aquí si te resuena estar allí. Nos vemos.

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